domingo, 31 de enero de 2010

Ay morenita


Una amiga me prestó ayer unos cds que tomé con mucha intriga. La cantante, de pelo negro y trenzas largas, se llama Lila Downs. La conocía por la canción "Dignificada" que usé para armar un video. Por alguna razón no me acordaba de ella, y no lo hice hasta ver la lista de los títulos de las canciones. Es increíble.

En su obra mezcla perfectamente las rancheras y la cumbia que la vieron crecer. A eso, además, le incorpora toques de jazz y soul. Tiene un compromiso social que estampa en las letras de sus canciones: la situación de los mexicanos que cruzan ilegalmente las fronteras hacia Estados Unidos, la lucha de miles de mujeres por un reconocimiento, la no violencia en todos sus sentidos, las tradiciones, y por supuesto algo de amor.

Así como su obra, ella recibió esa amalgama de sus padres. Su madre era una cantante mexicana de raíces indígenas, y su padre un profesor estadounidense. Actualmente reside en Nueva York, Estados Unidos, desde donde convoca a marchas y movimientos por los derechos de los inmigrantes latinos.

Mientras sigo descubriendo más de ella, disfruten del video y la letra de "Justicia", que grabó en compañía Enrique Bunbury.



viernes, 29 de enero de 2010

Mi sed tiene color

Hace tiempo que me descubro calmando mi sed con una botella que entona con mi vestimenta. No es como esa publicidad chota que dice que los días son rojos, verdes o naranjas. Pero sin embargo hay días en que uno tiene ganas de vestirse de tal o cual color. De lo que sí estoy segura es que muchas veces evito el negro. El negro es un gran elegido dentro de los guardarropas, porque nunca va a fallar si a algo le agregás una pizca de negro. Como cuando no sabés si tenés presión baja o alta....por las dudas andá por lo dulce. Siempre es usado cuando se quiere disimular imperfecciones, como si una persona de cien kilos perdiera peso con sólo usarlo. Mentira. Para mi el negro se debe usar siempre y cuando uno esté seguro de lo que es. No se puede andar por la vida pretendiendo que una prenda negra traiga la mágica solución, el problema claramente es otro ¿Y después? Me fui al carajo.
Me encantan los colores, adoro la ropa de color. No quiero mi vida en negro, ni en azul, ni en rojo, ni en verde. Sólo deseo un arcoiris de satisfacciones, un abanico de posibilidades, un sin fin de sonrisas. Y sin embargo cuando tengo sed voy al kiosco y elijo la gaseosa que combina con mi estado de ánimo del día. El otro día estaba de verde, me compré una Sprite, hoy que estoy neutra, me tomé una Schweppes citrus. Es inevitable. Lo juro, no es premeditado.